30.8.11

Cabo de Gata


Salgo a las 10.30 de mi ciudad con un amigo que se dirige a su trabajo, una ocupación que según él “le he buscado yo”; es socorrista en un pueblo vecino. Como siempre llega tarde a su puesto y como siempre que tiene algo de voz en el asunto se vuelve déspota. Me deja en Torrox a las 11 y en unos 45 minutos me recoge Javi (46 años, Guardia Civil retirado tras un accidente de coche mientras conducía ebrio). Hablamos de la Policía, del abuso de autoridad y de la desobediencia civil; me dice que nunca ha puesto una multa, que todo el mundo puede equivocarse. Continuamos charlando del bien y del mal los cuales consideramos momentáneos y justificables según el caso. Llego a Roquetas de Mar son las 14.00 de la tarde y hace 35º; tolero bien el calor le digo al piloto mientras vamos con el aire acondicionado. La perspectiva cambia momentos después cuando vuelvo a hacer autostop. Me deja cerca de un súper y aprovecho para comprar las provisiones aunque queden unos 50 kms para mi destino. Una vez dentro del Carrefour me encuentro con unos hippies; rastas, camisetas de colores, pulseritas, collares y demás....
¿Vais a San Pedro?
-Sí, pero somos dos y en la parte de atrás de la furgo está la cama...................
Así me quedo yo, mi cara es un cuadro. Vale, me las apañaré, suerte!!
Salgo y me dirijo a la autovia, mientras espero los veo pasar con la furgo haciéndome el símbolo de la paz sonrientes. Los saludo disimuladamente y entiendo porqué no queda sitio.
La hipocresía ocupa los lugares restantes del vehículo.
Después de una hora al Lorenzo de Almería me recoge Michel, el cual me da la bienvenida a su humilde coche con Rock&Roll del estilo de S.A. y un canutito. Charlamos sobre Marihuana y música. Me suelta en una gasolinera después de un trayecto de 20 minutos. Descanso en la gasolinera unos minutos mientras planifico mi ruta.
Me pongo en carretera de nuevo y me recoge Antonio (56 años, repartidor de una empresa de paquetería, temperamental, afiliado al PSOE cuando era ilegal). Al montarme en el coche se percata de mi perplejidad y me pregunta como estoy; previamente en la gasolinera habíamos hablado sobre mi futura dirección. Me disculpo y le cuento que mientras estoy esperando han pasado unos chicos y me han llamado hijo de puta a voces, se indigna y yo me frustro. ¿Por qué llamar hijo de puta a un desconocido?. Aunque yo les grité ¿hijo de puta por qué? Me gustaría saber qué les mueve a dañar a alguien que no saben nada de él. Este tipo de gente es capaz de cualquier cosa.
Antonio me deja en otra salida de Almeria. Me vuelven a recoger a los 20 minutos otra parejita y me suelta en medio de ninguna parte del desierto de Almería.
Mis pies queman al andar por la carretera y me he quedado sin agua.
Veo una furgo. Me recogen Joseba y Erna (Bilbao, hermanos que viajan juntos con Tragón, su perro). Me cuentan que han sido desalojados de una playa por un policía que habia en ella con su familia. Motivo aparente: un perro. Motivo real: el aburrimiento y las ganas de joder mezclados con el (nuevamente ésta palabra, qué raro) abuso de autoridad. Llegamos a Las Negras, tomamos un café juntos y unos cigarrillos. Me despido sin teléfonos ni direcciones, sabemos que fue agradable y que no nos volveremos a ver.
Continuo, caminando esta vez, por los barrancos escarpados de Cabo de Gata; ya veo San Pedro y son las 20.00 de la tarde.

28.8.11

UKPAINHE...




Ucrania, 45 millones de habitantes con una extensión de 75 hab/Km cuadrado, tierra fría y hostil para sus combatientes. Su gente es igual que el hielo, una vez que rompes la capa superficial se ve la claridad del agua; franqueando éste puedes sentir la camaradería.

Tormenta de nieve, mis pies al contacto con el pavimento helado se han quedado húmedos; la acera y la carretera se componen en su mayoría de nieve e hielo resbaladizo, todo esto unido convierten un simple paseo en un aguerrido viaje contra los elementos. El metro (1960) algo roído, con óxido, aglomerado y comunicado entre sí por pasillos oscuros y grises de alquitrán; en otros tiempos por estos pasillos circularon militares, los mismos que ahora nostálgicos ven el desmoronamiento de su imperio a través de incursiones como la de Coca-Cola, el Mcdonald´s o la mia.

Miro a mi alrededor y la gente no es tan distinta, predilección occidental en la música, mercados saturados de productos sin embalar y apuesto que aún más sanos, a pesar de la insalubridad en la que se encuentran.

Odessa


Los primeros días que te encuentras fuera de tu casa, ciudad o país experimentas una sensación de desarraigo y de desvinculación que raramente puedes sentir cercanía o familiaridad. Mi acercamiento a casa vino de mano de un “no lugar”; en términos psicológicos, espacios que son iguales en todos los sitios; un McDonald´s. Llegamos a Odessa a las 5 a.m. con una temperatura de 5º bajo cero aunque la sensación de frío es mayor por la humedad del mar.
Curioso como suceden las deficiencias con la mayor naturalidad del mundo, se va a ratos la luz en el metro, cae una línea de alta tensión en medio de la ciudad...por ejemplo; un vagabundo tirado en la calle a esa temperatura y nadie hace nada.

También se ha dejado sentir la melancolia por el sistema que se fue, pero quedan las pautas; los policías, a pesar que su sueldo no asciende a más de 200 euros, son tratados como semidioses; hay que fumar cerca de las “papeleras” (cilindros de hormigón con una franja amarilla pintada en el centro), no se pueden sacar fotos...me ha parecido que se tiende a la similitud, todos son parecidos, gorros, ropa gris, pelo rasurado estilo paramilitar... Hoy me han cacheado unos policías y a un amigo que me acompañaba le dijeron que no hay oportunidad todos los días de ver un español, aunque yo me siento más bien como un extraterrestre, todo el mundo me mira.






 ¡What a wonderful world!

En Ucrania también hay un sol embriagador, solo que éste se esconde detrás de las nubes.
¿Por qué viven los ucranianos aun a la sombra siendo uno de los principales exportadores de acero, productos químicos, armas y comida?
La corrupción cuesta cada año billones de dólares a sus habitantes y eso es solo la punta del iceberg, el dinero se desparrama escaleras abajo en la pirámide burocrática.
El actual presidente, Viktor Yanukovich; subió al poder mediante unas elecciones libres tras la era del anterior  presidente, Leonid Kuchma. Yanukovich ha acabado con los progresos que Kuchma consiguió en una década; algunas veces comprando votos, otras haciendo caso omiso de uno de los principales derechos humanos, la libertad; ya sea coartándola mediante la restricción de prensa, ya sea anulando directamente y sin preámbulos a activistas, ONG´s, políticos o periodistas. Yanukovich puede estar orgulloso de haber aprendido bien esa parte del comunismo que ejerció su predecesora KGB en la era Gorbachov. Ucrania además es el tercer país del mundo donde a la población le cuesta más trabajo pagar los impuestos; veamos un pragmático ejemplo. El SMI ronda los 97 euros; el sueldo de un policía unos 200 euros; una multa por no llevar cinturón de seguridad 70 euros. Sí, para todo lo demás...
¿Dejará de llover algún día?